El tratamiento de heridas en caballos siempre es un reto en la clínica equina, tanto desde el punto de vista del veterinario de primera atención como desde el hospital de referencia. A menudo tenemos que tratar heridas cuya evolución no es la normal y es frustrante no poder encontrar la terapia correcta.
La evolución de la investigación en los últimos años, sigue aportándonos datos, aunque en la mayoría de las terapias clásicas o alternativas siguen apareciendo resultados muy dispares con conclusiones muy diferentes.
Como conceptos generales, solemos asumir que como base muy importante en el tratamiento de las heridas es relevante conocer las diferentes fases de la cicatrización para poder adaptar nuestras actuaciones en los diferentes períodos para poder aportar la ayuda necesaria al organismo en el momento adecuado.
La industria del tratamiento de heridas, con diferentes materiales, agentes físicos, agentes biológicos y diferentes técnicas es inmensa desde el punto de vista de medicina humana y tratamiento en otras especies. Toda esta información debemos filtrarla, gestionarla y adaptarla a nuestra clínica equina. Cuando revisamos bibliografía, es de vital importancia conocer la metodología de realización del estudio o de análisis del caso clínico para no tomar decisiones precipitadas sobre la utilidad o no de un tratamiento, de aquí que en muchas ocasiones en clínica equina obtenemos resultados tan dispares hacia el éxito o el rechazo de algunos tratamientos concretos.
Si revisamos las nuevas alternativas o terapias para el manejo de heridas en los últimos años podemos clasificarlas en varios grupos:
A través de la revisión de la bibliografía conseguiremos definir cuáles de los tratamientos clásicos continúan siendo las mejores soluciones y que alternativas pueden comenzar a utilizarse.
Como ejemplo, podemos aportar el uso de Bacteríofagos tópicos, ya publicado su uso en casos de equinos, en el cual un artículo publicado en 2023, resalta el uso de estos virus benignos que matan bacterias, como nueva alternativa muy prometedora en casos de infecciones resistentes. En este caso se utilizaron para tratar caballos con pioderma superficial e infección con S. Aureus. Aunque la evaluación clínica subjetiva parecía mejorar con los tratamientos con bacteriófagos, no se consiguieron obtener resultados objetivos como por ejemplo índices citológicos o contaje de bacterias.
El uso de nanopartículas está dirigido tanto en veterinaria como en medicina humana a estrategias para disminuir el uso de antibióticos, debido a la lucha contra las resistencias a los antibióticos.
En medicina humana surge el uso de apósitos inteligentes, con biosensores que pueden aportarnos información (pH, temperatura, oxígeno) los cuales pueden ser útiles, principalmente para el campo de investigación en caballos y para los casos que puedan necesitar la ayuda de dichos sistemas.
Bibliografía