
El uso de la laparoscopia como herramienta diagnóstica y terapéutica es ampliamente aceptado en hospitales equinos de todo el mundo y se ha convertido en una técnica quirúrgica rutinaria y estándar para muchos procedimientos, algunos de ellos solo pueden realizarse mediante laparoscopia. Las conocidas ventajas de la cirugía mínimamente invasiva se vuelven aún más importantes cuando se puede evitar la anestesia general en pacientes críticos. Estos incluyen una técnica menos traumática, una mejor visualización de ciertas regiones anatómicas, un menor riesgo de complicaciones de la incisión y un regreso más rápido al trabajo. Desde sus comienzos, las capacidades en laparoscopia equina han ido creciendo aunque lastradas por el tamaño del caballo, el peso de las vísceras y la falta de adaptación de equipamiento. Sin embargo en la actualidad hay una lista importante de procedimientos que pueden desarrollarse con un abordaje 100 % laparoscópico, o asistidos por laparoscopia. Desde explorar el abdomen en casos de cólico crónico recurrente hasta nefrectomías, esta es una lista de los procedimientos que a día de hoy realizamos por via laparoscópica:
1. Laparoscopia exploratoria diagnóstica (de pie o bajo AG) | 8. Cerrado de espacio nefrosplénico (de pie) |
2. Adhesiolisis abdominal (de pie o bajo AG) | 9. Herniorafia diafragmática (de pie o bajo AG) |
3. Resección tumoral (de pie o bajo AG) | 10. Resección de cordón cirroso (funiculitis) (de pie) |
4. Ovariectomía (de pie o bifásica) | 11. Nefrectomía (de pie) |
5. Criptorquidectomía (de pie) | 12. Toma de biopsias abdominales (de pie) |
6. Herniorafia inguinal (de pie o bajo AG en potros) | 13. Colopexia (bajo AG) |
7. Cerrado de espacio epiploico (de pie) | 14. Resección del cordón umbilical (bajo AG) |
Las técnicas laparoscópicas están fuertemente ligadas al uso de equipos de calidad (óptica e instrumentación) y el éxito está altamente relacionado con la selección adecuada de casos, el manejo perioperatorio y las habilidades operativas. Un conocimiento profundo de la anatomía y las posibilidades quirúrgicas, fuertes habilidades quirúrgicas y conocimiento de las posibles complicaciones son de suma importancia antes de realizar un procedimiento laparoscópico. Deben existir las capacidades e instalaciones para convertir un procedimiento laparoscópico en una cirugía abierta, por lo que su uso debe limitarse a hospitales completamente equipados con personal competente. Debemos considerar la laparoscopia como una técnica útil a tener en cuenta cuando existen hallazgos anormales por recto, durante la exploración ecográfica o se sospecha altamente la localización de la anomalía. Sin embargo, el uso de la laparoscopia no es una prueba muy eficaz para confirmar la ausencia de enfermedad. En un estudio reciente realizado en nuestro hospital, de 69 caballos donde se utilizó la laparoscopia como herramienta de diagnóstico, se pudo realizar un diagnóstico definitivo en 61 caballos. Sin embargo, no se encontraron hallazgos anormales en ocho caballos. En general, la sensibilidad de la laparoscopia diagnóstica en el caballo de pie fue del 88 % y su especificidad fue del 15 %. No se identificaron complicaciones graves intra ni postoperatorias.
Es fundamental acceder a una cavidad abdominal lo más vacía posible para maximizar la cantidad de espacio disponible para visualizar los órganos internos.
Rutinariamente damos a los caballos una dieta blanda 72 horas antes de la cirugía, los ejercitamos 20 minutos dos veces al día durante 48 horas antes de la cirugía y les retiramos la comida por completo durante 24 horas. No hemos encontrado complicaciones asociadas con este protocolo. Es fundamental que el cirujano palpe el caballo inmediatamente antes de la cirugía.
En procedimientos de bipedestación es de gran importancia la cooperación del caballo y el uso de un protocolo sedante adecuado. Demasiada sedación haría que el caballo se apoyara en las barras y se moviera continuamente. Una sedación insuficiente haría que el caballo reaccionara a la estimulación quirúrgica, poniendo en peligro potencialmente la seguridad del personal y el resultado óptimo del procedimiento. Utilizamos un bolo inicial de detomidina (15µg/Kg) y butorfanol (0,03mg/kg) seguido de una infusión constante de detomidina (8,54 µg/Kg/hr) mediante el uso de una bomba de infusión electrónica. Esta técnica, en combinación con la infiltración de anestésico local de los portales laparoscópicos, proporciona un nivel óptimo de sedación y analgesia. Los caballos se mantienen de pie sin volverse demasiado atáxicos y no se apoyan en las barras laterales del potro. Es importante cateterizar la vejiga. Esto evita que el caballo se inquiete y se mueva estimulado por la vejiga llena, afectando la calidad de la imagen que tiene el cirujano y la vejiga urinaria al interferir en la visualización de los órganos abdominales.
Un área que se extiende desde la 16ª costilla hasta el tubérculo coxa y 20 cm ventralmente hasta el pilar del oblícuo abdominal externo (EAO). Veinte ml. de carbocaína se infiltran a medio camino entre los tubérculos coxales y la última costilla, justo encima de la cresta que forma el pilar de la EAO en la parte ventral del flanco. Se utiliza el mismo enfoque para ambos flancos. También se utiliza la técnica de triangulación similar a la utilizada para la artroscopia. Dependiendo del procedimiento quirúrgico, estas ubicaciones pueden variar ligeramente.
Una vez que el caballo está adecuadamente sedado, se realiza una incisión cutánea de 15 mm en el portal laparoscópico propuesto. La disección digital se utiliza a través de la incisión para separar las fibras musculares y diseccionar los tejidos hasta el peritoneo. Esta maniobra aumenta la facilidad para sentir el trócar penetrando a través del peritoneo, minimiza el riesgo de colocar el trócar en el espacio preperitonal y lacerar vasos sanguíneos de la pared corporal creando una molesta fuente de hemorragia. Si se insufla CO2 en el espacio retroperitoneal, es posible que sea necesario cancelar la cirugía y posponerla entre 24 y 48 horas. El neumoperitoneo se induce hasta una presión intraabdominal total de aproximadamente 12 a 15 mmHg. Se debe utilizar la presión mínima, que permita un examen adecuado del abdomen. En la mayoría de las veces 12 mmHg proporcionan una distensión abdominal adecuada para realizar una laparoscopia exploratoria.
Antes de introducir el laparoscopio en la cavidad abdominal es conveniente calentarlo a la temperatura corporal del caballo sumergiéndolo en suero fisiológico tibio. Esto evita que la lente se empañe. Un buen operador de cámara aumentará las posibilidades de éxito al permitir que el cirujano manipule los órganos de manera controlada bajo visualización directa continua, lo que también reducirá en gran medida la fatiga del cirujano. Un entrenamiento y una práctica adecuados mejorarían la capacidad de realizar los tan necesarios movimientos refinados y precisos. Es necesario desarrollar de antemano la percepción táctil y de profundidad para trabajar eficientemente con instrumentos laparoscópicos a través de una pantalla bidimensional.
Bibliografía