
La infección del sitio quirúrgico continúa siendo hoy en día una de las causas más frecuentes de morbilidad y mortalidad en pacientes quirúrgicos. En un estudio reciente, la infección del sitio quirúrgico se detectó en un 5% de los pacientes en los que se habían realizado procedimientos ortopédicos1. Además, tiene un impacto económico que tampoco podemos obviar. La prevención de la infección ha sido identificada como es la estrategia más importante para combatirla2.
Un estudio reciente en medicina humana3 sugirió un abordaje global preventivo incluyendo:
La optimización de los riesgos del huésped implica, por ejemplo, el hecho de evitar cirugías electivas en aquellos pacientes con una infección activa. Todos aquellos pacientes con pioderma o dermatitis que no necesiten una cirugía de forma urgente, serán tratados inicialmente por su problema dermatológico y la cirugía se planteará una vez la infección esté bajo control.
La reducción de la carga bacteriana se consigue mediante el rasurado del pelo y el posterior lavado. Algo importante a destacar es que el rasurado del pelo el día anterior a la cirugía aumenta el riesgo de infección. Del mismo modo también evitaremos crear pequeñas heridas en la piel, tanto al rasurar como al limpiar para evitar la posible contaminación por parte de las bacterias presentes en la zona. Los estudios no han podido determinar si el mejor método de desinfección es la clorhexidina o la povidona iodada4.
La fotobiomodulación como método para recudir la carga bacteriana y las posteriores infecciones ha sido testada en pacientes sometidos a una cirugía de Tibial Plateau Leveling Osteotomy (TPLO). La luz fue aplicada inmediatamente después de la inducción, y de nuevo a las 6, 24 y 48 horas después de la intervención. El estudio, que contaba con un grupo control, no encontró diferencias estadísticamente significativas entre ambos grupos5.
La antibioterapia profiláctica, en general cefalosporina de primera generación administrada intravenosa 30-60 minutos antes de la incisión continúa siendo un punto crucial de la estrategia para combatir infecciones tanto en medicina humana como veterinaria.
El recubrimiento (coating) de placas para intentar evitar la adherencia de bacterias es una de las vías de investigación más recientes. Las ventajas teóricas sería la imposibilidad de las bacterias de realizar un biofilm. A pesar de ello, el recubrimiento con plata no ha demostrado ser eficaz para la reducción de las infecciones del sitio quirúrgico en un estudio en 238 perros a los que se realizó una TPLO6.
El tiempo anestésico es uno de los factores que invariablemente en todos los estudios parece afectar al desarrollo de infecciones1. Por lo tanto, intentaremos siempre minimizar dicho tiempo, evitando realizar procedimientos combinados por ejemplo o separando los procesos diagnósticos de los terapéuticos.
Los lavados con antisépticos no han probado ser efectivos reduciendo la incidencia de infecciones del sitio quirúrgico en medicina veterinaria. Un estudio reciente que incluyó 1422 perros a los que se realizó una TPLO no detectó una reducción de incidencia de infección del sitio quirúrgico con el uso de un lavado antiséptico a base de ácido acético antes del cierre7.
Los principios quirúrgicos de Halstead descritos en 1980 continúan teniendo la misma relevancia que cuando fueron escritos inicialmente para la prevención de infecciones. El respeto por los tejidos blandos, la hemostasia, evitar espacio muerto para reducir la posibilidad de formación de seromas entre otros son principios esenciales cuya importancia no debe subestimarse.
Finalmente, la validación periódica de los métodos de esterilización, la concienciación de todo el equipo involucrado en la preparación de los pacientes, la creación de comités para la detección, control y seguimiento de infecciones intrahospitalarias, así como el control de tráfico en el quirófano también han demostrado tener un papel esencial en la estrategia preventiva8.